“Intentó darse a la fuga, le fueron hechos varios disparos que le causaron la muerte”. Los informes de la Guardia Civil certifican el asesinato del maquis Manuel López González (34 años), alias El Solitario, el 22 de octubre de 1949. A la jornada siguiente caen Antonio Vargas Montes (29) y Alejandro Escribano Cobos (24), miembros del Partido Comunista, y Benito Calero Fuidia (24), acusado de enlace con la guerrilla.
El rescoldo de la 3ª Agrupación de Sierra Morena expone la mala saña franquista, extendida a una década del final de la guerra de España. Una historia que corretea por parajes como Peñaladrones y el arroyo Albardado y que guarda el postrero episodio de los “bandoleros” con los corazones atravesados a tiros, como desvelan las autopsias. Murieron juntos y, como deciden los familiares, juntos yacen ahora en un mausoleo rubricado con una leyenda en memoria de los “luchadores antifranquistas asesinados por la dictadura”.
Los documentos oficiales señalan el punto exacto: ‘"Fosa común nº 3, Fila 8, Grupo 2, Patio 3, el día 23 de octubre de 1949". Ahí están. Una primera exhumación rescata tres cuerpos —9 y 10 de mayo de 2009— y el cuarto —3 y 4 de octubre—, localizado en una tumba individual. Varios cráneos presentan agujeros de proyectil. Y los huesos amanecen regados por rastros de vida, como un anillo y un mechero de yesca, botones, hebillas o un lápiz.
Cementerio municipal
22 y 23 de octubre de 1949
Mayo y octubre de 2009
Manuel Vacas, Carmen Jiménez y César Pérez
Carmen Jiménez
César Pérez