“Ha sido muy especial encontrar a mi padre en una fosa”, dice emocionada Remedios Gómez Márquez, hija de Juan José, asesinado por los golpistas junto a su hijo Antonio (17 años). Los análisis genéticos han puesto nombre y apellidos a los huesos, que reciben digna sepultura. El caso ejemplifica la grandeza de la Memoria. Para qué sirve buscar a los desaparecidos. Y cerrar heridas.
Caso de los trece hombres detenidos en Santa Cruz. Paseados en una cuerda de presos que responden a los nombres de Eduardo Luque (16 años), Rafael de Dios, Manuel Jordano alias Penitas, Antonio Serrano, Antonio Ventura, un joven de apellido Vallejo… Los insurrectos los quitan de en medio a balazos. Quedan enterrados en el paraje de Santa Rita el 6 de agosto de 1936.
Años 60 del siglo pasado: unas labores agrícolas dejan al descubierto huesos, botas y ropajes. Ahí queda la pista en un olivar que atesora el testimonio de la columna criminal. Y abundante material desperdigado, desde elementos de balística, de fusil Mauser y armas cortas, a botones, monedas o fragmentos de suelas de zapato. El trabajo científico recupera restos óseos desprovistos de relaciones anatómicas.
Paraje de Santa Rita
6 de agosto de 1936
De mayo a junio de 2017
Jesús Román, Juan Manuel Guijo, Elena Vera y Antonio Domínguez
Juan Miguel Baquero