Las fiestas en Santaella acaban enlutadas por los golpistas. Los franquistas detienen a un puñado de hombres en una suerte de redada. Todos subidos a un camión, arrastrados hasta la vecina aldea de La Guijarrosa y obligados a cavar con las manos su propia tumba. La algarabía de la feria queda vestida entonces, y para siempre, de tragedia.
Aquella madrugada del 10 al 11 de septiembre del 1936 sucede la ejecución más numerosa en la zona: 17 asesinados, la mayoría adultos jóvenes. Campesinos, un zapatero, un empleado municipal… y ningún soldado entre las víctimas. Abatidos a tiros, aunque nunca han participado en la guerra. Un aciago episodio que el olvido tiñe durante décadas y la Memoria escribe en las páginas de la historia de España.
La Guijarrosa registra la primera intervención con criterio arqueológico realizada en la provincia de Córdoba. La fosa común, excavada cerca de la entrada del camposanto, forma una zanja que mide 19 metros de longitud por 2,20 de anchura. La exhumación libra de la tierra a 17 represaliados por el franquismo. La sepultura colectiva guarda los esqueletos con impactos de bala y, como testigos de la masacre, casquillos y objetos personales, desde una cartera a cinturones, hebillas o restos de botas y alpargatas.
Cementerio de San José
11 de septiembre de 1936
De junio a julio de 2004
Miguel Contreras, José María Pedreño, Dawnie Wolfe, Camila Oliart, Jennifer Bauder, Elena Sintes, Carmen Jiménez, Manuel Vacas y César Pérez
César Pérez
Juan Miguel Baquero